Otitis de Repetición en Niños: Causas, Soluciones y Cómo Prevenirla

Otitis de Repetición en Niños: Causas, Soluciones y Cómo Prevenirla

Seguro que te suena la escena: son las tres de la mañana, y un llanto agudo te despierta. Tu peque se lleva la mano a la oreja, tiene fiebre y está inconsolable. El diagnóstico, casi sin dudarlo, es una vez más otitis. Si has vivido esto más veces de las que te gustaría contar, bienvenido al club de padres y madres que luchan contra la otitis de repetición en niños.

Es agotador para ti y, por supuesto, muy doloroso para ellos. Pero, ¿por qué parece que tu hijo colecciona episodios de otitis como si fueran cromos? ¿Es normal? ¿Hay algo que puedas hacer para romper este círculo vicioso?

La respuesta corta es sí, hay mucho que podemos entender y hacer. Vamos a desgranar este tema para que dejes de verlo como un monstruo invencible y empieces a tener un plan de acción.

¿Por qué mi hijo tiene otitis una y otra vez? Las causas principales

Lo primero es entender que no es culpa tuya. La anatomía de los más pequeños juega un papel protagonista en esta historia. La principal culpable suele ser la Trompa de Eustaquio, un pequeño conducto que conecta el oído medio con la parte trasera de la nariz.

En los adultos, este tubo es más largo y tiene una inclinación que favorece el drenaje natural. En los niños, sin embargo, es más corto, más estrecho y más horizontal. ¿Qué significa esto? Que es mucho más fácil que se obstruya.

Ahora, añade a la ecuación el factor clave: los mocos y tos. Los niños, especialmente en sus primeros años de vida y en contacto con otros peques en la escuela infantil, viven en un festival constante de virus y resfriados. Todo ese moco que se genera busca una salida y, debido a esa Trompa de Eustaquio tan peculiar, a menudo se queda estancado en el oído medio. Ese moco es el caldo de cultivo perfecto para que bacterias o virus monten una fiesta, dando lugar a la dolorosa otitis en niños.

Otras causas que contribuyen son:

  • Las vegetaciones (adenoides): Son unas masas de tejido situadas justo detrás de la nariz, muy cerca de la desembocadura de la Trompa de Eustaquio. Si se inflaman o son demasiado grandes (algo común en la infancia), pueden bloquear el conducto y empeorar el problema.
  • Un sistema inmunitario inmaduro: Los peques están «entrenando» sus defensas, por lo que son más susceptibles a las infecciones que causan los resfriados y, en consecuencia, la otitis.

¿Cómo sé si es otitis? Síntomas que no debes ignorar

Aunque el dolor de oído es el síntoma estrella, la otitis en niños puede manifestarse de varias formas, sobre todo en bebés que aún no pueden decir qué les pasa.

Presta atención a estas señales, sobre todo si vienen acompañadas de mocos y tos:

  • Dolor de oído: Los niños más mayores se quejarán directamente. Los bebés se tocarán o tirarán de la oreja, llorarán al tumbarse y estarán muy irritables.
  • Fiebre: No siempre aparece, pero es un síntoma muy común.
  • Pérdida de apetito: La succión y la deglución pueden aumentar la presión y el dolor en el oído, por lo que muchos rechazan el pecho o el biberón.
  • Dificultad para dormir: La posición horizontal empeora el dolor.
  • Supuración: A veces, la presión del pus puede perforar el tímpano, y verás salir un líquido amarillento o con algo de sangre del oído. Aunque suena alarmante, suele aliviar el dolor de inmediato y el tímpano, en la mayoría de los casos, se cura solo.
  • Pérdida de audición: Puedes notar que tu hijo no responde a sonidos bajos o que te pide que subas el volumen de la tele.

Diferencia entre otitis y un simple tapón de cera en el oído

A veces, la incomodidad en el oído no viene de una infección, sino de algo mucho más simple. Es importante saber distinguir una otitis de un tapón de cera en el oído.

El cerumen es una sustancia natural que protege el conducto auditivo, pero en ocasiones se acumula y forma un tapón. Un tapón de cera en el oído puede provocar sensación de oído tapado, una ligera pérdida de audición e incluso mareos, pero normalmente no causa dolor agudo ni fiebre, a diferencia de la otitis.

¡Ojo! Nunca intentes quitar un tapón de cera en casa con bastoncillos u otros objetos. Esto solo consigue empujarlo más adentro y compactarlo, empeorando el problema o incluso pudiendo dañar el tímpano. Si sospechas que tu hijo tiene un tapón, la persona indicada para valorarlo y extraerlo de forma segura es su pediatra o el otorrino.

Soluciones y tratamientos para la otitis de repetición

Vale, ya sabemos por qué ocurre y cómo identificarla. Ahora, vamos a lo importante: ¿qué hacemos?

El manejo de los síntomas en casa

Mientras acudes al pediatra o si ya tienes un diagnóstico, puedes aliviar el malestar de tu peque con medidas sencillas:

  • Analgésicos: El paracetamol o el ibuprofeno son tus grandes aliados para controlar el dolor y la fiebre. Sigue siempre las dosis recomendadas por tu pediatra.
  • Calor seco local: Aplicar una toalla o un saquito de semillas tibio (nunca caliente) sobre la oreja puede proporcionar un alivio reconfortante.
  • Mantenerlo hidratado: Ofrece líquidos con frecuencia.
  • Posición semi-incorporada: Intenta que duerma con la cabeza ligeramente elevada para reducir la presión en el oído.

Tratamientos médicos: Más allá de los antibióticos

La visita al pediatra es fundamental para confirmar el diagnóstico y decidir el tratamiento. No todas las otitis requieren antibiótico. De hecho, muchas son víricas y se resuelven solas. La tendencia actual, respaldada por guías como las de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), es la «espera vigilada»: controlar los síntomas con analgésicos durante 48-72 horas y solo usar antibiótico si no hay mejoría.

Pero, ¿qué pasa cuando la otitis en niños se convierte en un problema de repetición? Si tu hijo tiene tres o más episodios en seis meses, o cuatro o más en un año, el pediatra probablemente os derivará al otorrino para valorar otras opciones:

  • Drenajes transtimpánicos: Suena muy técnico, pero es una solución muy eficaz. Consiste en una pequeña intervención quirúrgica para colocar unos tubitos minúsculos en el tímpano. Estos tubos permiten que el moco acumulado salga y que el oído medio se ventile, previniendo nuevas infecciones. Suelen caerse solos al cabo de unos meses. Para más información, puedes consultar recursos de referencia como los que ofrece el Hospital Sant Joan de Déu.
  • Adenoidectomía (operación de vegetaciones): Si se determina que unas vegetaciones demasiado grandes son la causa principal del bloqueo, se puede optar por extirparlas. A menudo, esta intervención se realiza junto con la colocación de los drenajes.

La importancia de una buena higiene nasal

Este es, sin duda, el consejo preventivo número uno. Si mantenemos la nariz de nuestro hijo lo más despejada posible, reduciremos las probabilidades de que el moco llegue al oído. Cuando tu peque tenga mocos y tos, los lavados nasales con suero fisiológico o agua de mar deben convertirse en tu rutina.

¿Cómo hacer un lavado nasal correctamente? Con el niño tumbado de lado, aplica el suero en el orificio nasal que queda arriba, para que el líquido y el moco salgan por el orificio de abajo. Luego, gíralo y repite en el otro lado.

Consejos de prevención: ¿Podemos evitar la próxima otitis?

Aunque la anatomía no la podemos cambiar, sí podemos adoptar hábitos que minimicen los riesgos:

  1. Higiene nasal exhaustiva: Ya lo hemos dicho, pero es tan importante que merece ser repetido. ¡El suero fisiológico es tu mejor amigo!
  2. Lactancia materna: Proporciona anticuerpos que protegen al bebé de muchas infecciones, incluidas las que provocan otitis.
  3. Evitar el humo del tabaco: El humo irrita las vías respiratorias y aumenta el riesgo de infecciones.
  4. Posición al dar el biberón: Dáselo siempre en una posición semi-incorporada, nunca completamente tumbado.
  5. Vacunas al día: Las vacunas contra el neumococo y la gripe protegen frente a algunos de los principales microorganismos causantes de la otitis en niños.

En definitiva, lidiar con la otitis de repetición es una carrera de fondo. La clave está en entender por qué sucede, manejar bien los episodios de mocos y tos y saber que existen soluciones eficaces cuando el problema se vuelve persistente.

No dudes en ser «ese» padre o «esa» madre que pregunta todo en la consulta del pediatra. Busca un profesional con el que te sientas cómodo y, sobre todo, recuerda que esta fase, como tantas otras, pasará. ¡Mucho ánimo

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Preguntas Frecuentes

Q: Mi hijo tiene otitis muy a menudo, ¿cuándo debería llevarlo al especialista?

A: Se considera otitis de repetición si tu hijo tiene tres o más episodios en seis meses, o cuatro o más en un año. En ese punto, es recomendable que el pediatra os derive a un otorrino para valorar soluciones más específicas, como la colocación de drenajes o la operación de vegetaciones.

Q: ¿Realmente son tan importantes los lavados nasales para prevenir la otitis?

A: Sí, son la medida preventiva más importante. La otitis se produce cuando el moco de un resfriado se acumula en el oído medio a través de la Trompa de Eustaquio. Mantener la nariz limpia con lavados nasales frecuentes con suero fisiológico reduce drásticamente la cantidad de moco que puede llegar al oído, previniendo así la infección.

Q: ¿Toda otitis necesita tratamiento con antibióticos?

A: No. Muchas otitis son de origen vírico y se curan solas. El protocolo habitual es la 'espera vigilada': se manejan el dolor y la fiebre con analgésicos durante 48-72 horas. Solo se recurre a los antibióticos si los síntomas no mejoran en ese plazo o si el médico considera desde el inicio que se trata de una infección bacteriana severa.

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