Ahí está. Las dos rayitas, la palabra «embarazada» en una pantalla digital… ese test de embarazo positivo que lo cambia todo. Sientes una mezcla de euforia, nervios, alegría desbordante y… un momento, ¿qué es esa sensación en el estómago? Bienvenida al maravilloso mundo de las náuseas del primer trimestre.
Si has llegado hasta aquí, es probable que la ilusión del embarazo se esté viendo un poco empañada por un malestar constante. Tranquila, es algo increíblemente común. Se estima que entre el 70% y el 80% de las embarazadas las sufren en mayor o menor medida. Aunque se las conoce como «náuseas matutinas», muchas sabemos que pueden aparecer a cualquier hora del día o de la noche.
Pero antes de que tires la toalla y te resignes a vivir abrazada al váter, déjame decirte que hay muchas cosas que puedes hacer para aliviarlas. Vamos a ver juntas algunos consejos prácticos que de verdad funcionan.
¿Por qué tenemos náuseas? La explicación sencilla
Aunque no hay una única causa definitiva, la principal «culpable» de que tu estómago parezca una atracción de feria es una hormona llamada gonadotropina coriónica humana (hCG). Es la hormona que se detecta en la orina y que hace que obtengas un test de embarazo positivo. Sus niveles se disparan durante las primeras semanas, y parece que nuestro cuerpo reacciona a este cambio brusco con ese malestar tan característico.
Otras hormonas como los estrógenos y la progesterona también juegan su papel, junto con un olfato mucho más sensible y un sistema digestivo que se ralentiza. La buena noticia es que, para la mayoría, estas náuseas suelen disminuir considerablemente a partir de la semana 12-14, cuando los niveles hormonales se estabilizan. ¡Hay luz al final del túnel!
La alimentación es tu mejor aliada
Lo que comes (y cómo lo comes) puede marcar una diferencia abismal en cómo te sientes. Olvídate de las comidas copiosas y los horarios estrictos; ahora toca escuchar a tu cuerpo.
Come poco y a menudo
Un estómago vacío es el peor enemigo de las náuseas. Cuando el nivel de azúcar en sangre baja, el malestar se intensifica. Por eso, el consejo de oro es hacer comidas pequeñas y frecuentes cada 2-3 horas.
En lugar de las tres comidas principales, piensa en 5 o 6 tentempiés a lo largo del día. Ten siempre a mano algo fácil de digerir. Unas galletitas saladas tipo crackers, un puñado de frutos secos (almendras, por ejemplo), un trozo de pan tostado o un plátano pueden ser tus salvavidas. Muchas mujeres descubren que dejar unas galletas en la mesita de noche para comerlas antes incluso de levantarse de la cama ayuda a empezar el día con mejor pie.
Elige bien tus alimentos
Ahora mismo, tu cuerpo te pide alimentos sencillos y fáciles de procesar. No es momento de experimentar con platos exóticos o muy elaborados.
- Apuesta por los carbohidratos complejos: Arroz blanco, patata cocida o asada, pasta simple y pan son tus amigos. Son suaves para el estómago y te proporcionan energía de liberación lenta.
- Evita las grasas y los fritos: Los alimentos muy grasos, picantes o muy condimentados son más difíciles de digerir y pueden empeorar las náuseas.
- Las proteínas, mejor frías: A veces, el olor de la carne o el pescado al cocinarse puede ser un detonante. Prueba a comer pollo frío, huevos duros o yogur griego, que además de proteína, te aporta un toque de frescor.
El jengibre y el limón: tus nuevos mejores amigos
El jengibre es, posiblemente, el remedio natural más estudiado y eficaz contra las náuseas del embarazo. Su capacidad para asentar el estómago está respaldada por la ciencia, como demuestra este análisis de varios estudios publicado en el National Center for Biotechnology Information (NCBI).
Puedes tomarlo en infusión (con rodajas de jengibre fresco), en galletas, caramelos de jengibre o incluso en cápsulas (consulta siempre antes con tu médico o matrona).
El limón también es un gran aliado. El simple hecho de oler un limón partido por la mitad puede cortar una oleada de náuseas. Prueba a añadir unas rodajas a tu agua o a olerlo cuando te sientas revuelta.
Hábitos y rutinas que marcan la diferencia
No todo es comida. Pequeños cambios en tu día a día pueden tener un gran impacto.
Descansa, descansa y vuelve a descansar
El cansancio extremo del primer trimestre y las náuseas van de la mano. El agotamiento empeora el malestar, creando un círculo vicioso. Ahora más que nunca, el descanso no es un lujo, es una necesidad. Duerme todo lo que tu cuerpo te pida, échate siestas si puedes y baja el ritmo. Quizás hace solo unas semanas tu mayor preocupación era cómo saber si estoy ovulando y ahora tu cuerpo te pide parar por completo. Hazle caso.
Mantente hidratada (pero con truco)
Beber suficiente líquido es fundamental, pero beber grandes cantidades de golpe puede llenar demasiado el estómago y provocar náuseas. El truco está en beber a sorbos pequeños y constantes a lo largo del día.
Si el agua sola te sienta mal, prueba a añadirle una rodaja de limón o pepino. Las infusiones frías (manzanilla, menta) o incluso los polos de hielo hechos con zumo de fruta natural pueden ser una forma estupenda de hidratarte sin sentirte pesada.
Escucha a tu cuerpo y a tu olfato
Tu sentido del olfato está ahora en modo «superhéroe», pero no siempre para bien. Identifica qué olores te resultan desagradables (el café recién hecho, el suavizante de la ropa, tu perfume favorito…) e intenta evitarlos. Ventila bien la casa y, si es necesario, pide a tu pareja que se encargue de cocinar durante unas semanas.
Después del test de embarazo positivo: ¿Cuándo buscar ayuda médica?
Aunque las náuseas son normales, hay una línea que no se debe cruzar. Si vomitas varias veces al día, no consigues retener líquidos ni alimentos, y estás perdiendo peso, podrías estar sufriendo hiperemesis gravídica. Esta es una forma severa de náuseas y vómitos que requiere atención médica.
No lo dudes y contacta con tu ginecólogo o matrona si:
– Vomitas más de 3-4 veces al día.
– Te sientes mareada, débil o te desmayas al ponerte de pie.
– Orinas muy poco y de un color oscuro.
– Has perdido más del 5% de tu peso corporal previo al embarazo.
La hiperemesis gravídica tiene tratamiento y es crucial abordarla para asegurar tu bienestar y el del bebé. Puedes encontrar más información detallada sobre sus síntomas en fuentes de confianza como la web de la Clínica Mayo.
La parte mental: no estás sola
Pasar de la emoción del test de embarazo positivo a sentirte enferma y agotada puede ser frustrante. Es normal sentirse un poco de bajón. Muchas mujeres se sienten culpables por no «disfrutar» del embarazo desde el primer minuto.
Recuerda que este es un proceso físico y hormonal sobre el que tienes un control limitado. Sé amable contigo misma. El camino que empezó con la duda de cómo saber si estoy ovulando y la ansiedad de cuándo hacer test embarazo te ha traído a esta nueva etapa, que también tiene sus desafíos. Habla con tu pareja, con amigas que hayan pasado por ello o busca grupos de apoyo. Compartir lo que sientes ayuda muchísimo.
Y lo más importante: recuerda que es una fase temporal. Pronto, las náuseas serán un recuerdo lejano y podrás empezar a disfrutar plenamente de la increíble aventura de sentir a tu bebé crecer. ¡Mucho ánimo
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Preguntas Frecuentes
Q: He leído que las náuseas son temporales, pero ¿cuándo puedo esperar que desaparezcan?
A: Para la mayoría de las embarazadas, las náuseas disminuyen considerablemente o desaparecen por completo a partir de la semana 12 o 14. Esto ocurre porque los niveles hormonales que las provocan, como la hCG, comienzan a estabilizarse en el segundo trimestre.
Q: ¿Qué alimentos son los más recomendables para tener a mano y combatir las náuseas?
A: Lo ideal es tener siempre a mano snacks fáciles de digerir para comer cada 2-3 horas. Las galletitas saladas (tipo crackers), los frutos secos como las almendras, el pan tostado o un plátano son excelentes opciones. También se recomiendan alimentos con jengibre por su efecto calmante en el estómago.
Q: Estoy vomitando bastante. ¿Cómo sé si mis náuseas son normales o si debería preocuparme y llamar al médico?
A: Debes contactar a tu médico si los vómitos son muy frecuentes (más de 3-4 veces al día), no consigues retener líquidos, te sientes débil o mareada al ponerte de pie, o estás perdiendo peso. Estos pueden ser síntomas de hiperemesis gravídica, una forma severa de náuseas que necesita tratamiento.