¿Alguna vez te ha pasado? Le compras a tu peque con toda la ilusión del mundo ese juguete que tiene luces, sonidos y mil botones, y al final acaba más entretenido con el papel de regalo o la caja de cartón. Si has asentido con la cabeza, ¡tranquilo/a! Es lo más normal del mundo y, de hecho, es una señal fantástica de su curiosidad innata.
Esta fascinación por los objetos sencillos y cotidianos es la base de una filosofía de juego maravillosa: el juego heurístico. Olvídate de gastar una fortuna en juguetes que prometen el oro y el moro. A lo mejor, los mejores tesoros para el desarrollo de tu hijo o hija ya los tienes en casa. Vamos a descubrir juntos este mundo fascinante.
¿Qué es exactamente el juego heurístico?
El nombre puede sonar un poco técnico, pero la idea es de lo más simple y bonita. La palabra «heurístico» viene del griego y significa «descubrir» o «encontrar». Y de eso va precisamente el juego heurístico: de permitir que los niños y niñas descubran el mundo por sí mismos, a través de la exploración libre de diferentes objetos y materiales.
La impulsora de esta idea fue Elinor Goldschmied, una pedagoga británica que revolucionó la educación infantil. Se dio cuenta de que los peques no necesitan instrucciones para jugar. Lo que necesitan son oportunidades para tocar, oler, mover, apilar, meter, sacar y, en definitiva, experimentar con los objetos que les rodean.
El juego heurístico consiste en ofrecerles una gran cantidad de materiales no estructurados (ahora te contamos qué es eso) para que ellos, y solo ellos, decidan qué hacer. El papel del adulto es simplemente estar presente, observar, garantizar la seguridad y disfrutar viendo cómo sus pequeñas mentes trabajan a toda máquina.
La magia del material no estructurado: Más allá de los juguetes convencionales
Aquí está el quid de la cuestión. Un coche de juguete es un coche. Una muñeca es una muñeca. Tienen una función definida. Pero, ¿qué es un tubo de cartón? Puede ser un catalejo, un túnel, una torre, un megáfono… ¡Las posibilidades son infinitas!
El material no estructurado es cualquier objeto que no tiene un propósito de juego predefinido. Piñas, cucharas de madera, anillas de cortina, tapones de corcho, conchas marinas, trozos de tela de diferentes texturas… Todos estos elementos se convierten en potentes juguetes sensoriales en manos de un niño.
Al no decirles «esto sirve para esto», les damos la libertad de que su imaginación vuele. Esta forma de juego fomenta habilidades que son cruciales para su futuro:
- Creatividad: Inventan sus propias reglas y usos para cada objeto.
- Resolución de problemas: ¿Cómo puedo meter esta piña en este bote? ¿Cuántas anillas caben en esta cinta?
- Pensamiento lógico-matemático: Comienzan a clasificar, seriar, agrupar y contar de forma totalmente natural.
Ideas de materiales para empezar
Crear un kit de juego heurístico es más fácil y barato de lo que parece. Solo tienes que abrir los armarios de la cocina, dar un paseo por el parque o rebuscar en ese cajón «de sastre» que todos tenemos. Aquí tienes algunas ideas:
- Materiales naturales: Piñas, piedras de río lisas (lo suficientemente grandes para que no se las puedan tragar), conchas, cortezas de árbol, castañas, nueces grandes.
- Objetos de madera: Cucharas, espátulas, anillas de cortina, posavasos, carretes de hilo vacíos, bloques de madera sin pintar.
- Objetos metálicos: Un manojo de llaves viejas (¡bien limpias!), botes pequeños de conservas (con los bordes bien lijados y seguros), cucharas de distintos tamaños, moldes para galletas, un pequeño batidor de varillas.
- Telas y otros: Trozos de tela de diferentes texturas (seda, lana, arpillera, algodón), cintas de colores, ovillos de lana, rulos para el pelo, esponjas naturales.
Un apunte importante sobre la seguridad: Supervisa siempre el juego y asegúrate de que todos los objetos son lo suficientemente grandes como para no poder ser tragados, no tienen astillas ni bordes cortantes, y están limpios. La seguridad es lo primero.
La cesta de los tesoros y las sesiones de juego heurístico
Dependiendo de la edad y la fase de desarrollo de tu peque, el juego heurístico se presenta de dos formas principales. Ambas son pura magia.
La cesta de los tesoros: El primer paso en el juego heurístico
La cesta de los tesoros es la propuesta ideal para bebés que ya se mantienen sentados pero que todavía no se desplazan mucho (aproximadamente entre los 6 y los 12 meses).
Consiste, como su nombre indica, en una cesta baja y de materiales naturales (mimbre, por ejemplo), llena con una cuidada selección de objetos cotidianos. La idea es presentarle entre 60 y 80 objetos variados para que pueda explorar libremente. ¡No te asustes por el número! Verás que es fácil reunirlos. El objetivo de la cesta de los tesoros es que el bebé pueda coger lo que le llame la atención, llevárselo a la boca (su principal herramienta de exploración a esta edad), golpearlo, agitarlo…
Esta actividad es una fiesta para sus sentidos. Cada objeto le ofrece información sobre su peso, su textura, su temperatura, su sonido… Estos objetos se convierten en los juguetes sensoriales más completos y enriquecedores. Para saber más sobre la importancia del juego en estas primeras etapas, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ofrece información muy valiosa sobre cómo el juego impulsa el desarrollo psicomotor y emocional.
Sesiones de juego heurístico para los que ya se mueven
Cuando los peques empiezan a gatear y caminar (más o menos a partir de los 12-18 meses), el juego heurístico evoluciona. Ya no se trata de una sola cesta, sino de «sesiones de juego».
Para prepararla, necesitarás:
- Varios tipos de objetos: Elige 3 o 4 tipos de material (por ejemplo, anillas de cortina, piñas, tapones de corcho y cadenas metálicas).
- Gran cantidad de cada uno: Reúne una buena cantidad de cada objeto (entre 15 y 20 unidades).
- Contenedores variados: Prepara varias bolsas de tela, botes metálicos, cajas de cartón y tubos.
El juego consiste en esparcir todo el material por el suelo y dejar que los niños exploren. Verás cómo, de forma espontánea, empiezan a meter las anillas en un bote, a sacar los tapones de una bolsa, a hacer rodar los tubos, a apilar las piñas… Están clasificando, emparejando, llenando y vaciando. Están descubriendo las propiedades de los objetos y las leyes de la física de la forma más divertida posible. Tal y como defendía la propia Goldschmied, referenciada a menudo por entidades como la Asociación de Maestros Rosa Sensat, el niño es el protagonista absoluto de su propio aprendizaje.
Beneficios del juego heurístico para el desarrollo infantil
Ya hemos ido dejando caer algunas pistas, pero vale la pena resumir por qué esta forma de jugar es un regalo para el desarrollo de tu hijo o hija.
- Potencia la concentración: Te sorprenderá ver el tiempo que pueden pasar absortos explorando una simple piña o un manojo de llaves.
- Estimula todos los sentidos: Es una experiencia sensorial completa. Utilizan la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto (¡con supervisión!) para conocer el mundo. Estos objetos son los juguetes sensoriales por excelencia.
- Desarrolla la motricidad fina: Coger, soltar, girar, apilar… Cada movimiento es un entrenamiento para la coordinación de sus manos y dedos.
- Fomenta la autonomía y la autoestima: Al no haber un «bien» o un «mal», no hay frustración. Cada descubrimiento es un éxito personal que refuerza su confianza.
- Sienta las bases del pensamiento lógico: Están aprendiendo sobre cantidad, tamaño, forma, peso y causa-efecto sin que nadie se lo explique.
En definitiva, el juego heurístico es una invitación a frenar, a observar y a confiar en la increíble capacidad de los niños para aprender y descubrir. Es volver a lo esencial y darnos cuenta de que para fomentar su imaginación, a veces, menos es mucho más.
Así que la próxima vez que tu peque prefiera jugar con una botella de plástico vacía, sonríe. No está rechazando su juguete nuevo, está aceptando la invitación a crear, explorar y ser el protagonista de su propia aventura. ¿Te animas a prepararle su primera cesta de los tesoros?
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Preguntas Frecuentes
Q: Mi hijo/a tiene más de 2 años, ¿todavía es útil el juego heurístico?
A: Absolutamente. Aunque las sesiones de juego heurístico están diseñadas para niños de entre 1 y 2 años, la filosofía de jugar con materiales no estructurados es beneficiosa a cualquier edad. Para niños más mayores, esta idea evoluciona hacia construcciones más complejas, escenarios imaginarios o experimentos. La clave sigue siendo la misma: ofrecer materiales abiertos que no tengan una única función y que inviten a la creatividad y al descubrimiento.
Q: Si veo que mi hijo no sabe qué hacer con los objetos, ¿debería enseñarle o intervenir?
A: Tu papel principal es observar y garantizar la seguridad, pero no dirigir el juego. Es crucial resistir la tentación de enseñarle 'cómo se juega'. El objetivo es que el niño descubra por sí mismo las posibilidades de los objetos. A veces, el simple hecho de mirar, tocar o sostener un objeto es toda la exploración que necesita en ese momento. Tu presencia tranquila le da la confianza para explorar a su ritmo.
Q: ¿Con qué frecuencia y durante cuánto tiempo debo preparar una sesión de juego heurístico?
A: No hay una regla estricta, pero ofrecer una sesión un par de veces por semana es un buen punto de partida. La duración depende del interés del niño, normalmente entre 30 y 45 minutos. Un buen consejo es recoger los materiales mientras todavía está concentrado y disfrutando, antes de que se aburra. Así mantendrá una asociación positiva con la actividad y esperará con ganas la siguiente sesión.