Fiebre en Niños: Guía para Padres | Cuándo Preocuparse y Cómo Actuar

El termómetro marca 38,5 °C. Tu peque está más apagado de lo normal, tiene los mofletes rojos y solo quiere estar en brazos. Automáticamente, se encienden todas las alarmas en tu cabeza. La fiebre en niños es, sin duda, uno de los escenarios que más estrés genera en padres y madres. Pero, respira. La mayoría de las veces, la fiebre no es el enemigo, sino una simple señal de que el sistema inmunitario de tu hijo está haciendo su trabajo.

En este artículo vamos a desmitificar la fiebre y a darte herramientas prácticas para que sepas cómo actuar en casa y, sobre todo, cuándo es realmente necesario preocuparse y buscar ayuda médica. ¡Vamos al lío!

¿Qué es exactamente la fiebre y por qué aparece?

Lo primero es lo primero: la fiebre no es una enfermedad, es un síntoma. Es la respuesta natural del cuerpo para combatir infecciones, normalmente causadas por virus o bacterias. Al aumentar la temperatura corporal, nuestro organismo crea un ambiente poco hospitalario para que estos bichitos se reproduzcan. ¡Es un mecanismo de defensa súper inteligente!

Generalmente, consideramos que un niño tiene fiebre cuando su temperatura es:
* Superior a 38 °C si se toma en el recto.
* Superior a 37,5 °C si se toma en la axila.

El número que marca el termómetro es importante, sí, pero no es lo único en lo que debemos fijarnos. Es mucho más revelador el estado general del niño. Un niño con 39 °C que juega y sonríe es menos preocupante que un niño con 38,2 °C que está muy decaído, irritable y no quiere moverse.

La gran pregunta: ¿Cuándo debo preocuparme por la fiebre de mi hijo?

Esta es la duda que nos quita el sueño. Para que no te agobies, hemos creado una lista de señales de alarma claras. Si tu hijo presenta alguno de estos síntomas junto con la fiebre, es momento de consultar con un pediatra o acudir a urgencias.

Señales de alarma: cuándo ir a urgencias

Presta especial atención si tu hijo:

  • Es un bebé menor de 3 meses y tiene una temperatura rectal de 38 °C o más. En los más pequeños, la fiebre siempre debe ser evaluada por un médico.
  • Tiene una fiebre muy alta (más de 40 °C) que no responde a los antitérmicos.
  • Presenta dificultad para respirar, respira muy rápido o se le marcan las costillas al coger aire.
  • Está excesivamente somnoliento, apático o es difícil despertarle. Por el contrario, si está inusualmente irritable y es imposible calmarle.
  • Le aparecen manchas en la piel de color rojo oscuro o morado que no desaparecen al presionar con un vaso transparente (petequias). Esto es una urgencia médica.
  • Sufre una convulsión febril. Aunque son muy aparatosas y asustan muchísimo, la mayoría son inofensivas. Aun así, siempre deben ser valoradas por un profesional.
  • Muestra signos de deshidratación: boca seca, llora sin lágrimas, orina muy poco (menos de 3-4 pañales mojados en 24 horas en bebés) o tiene los ojos hundidos.
  • Se queja de dolor de cabeza intenso, rigidez en el cuello o le molesta mucho la luz.

Si no se da ninguna de estas situaciones, lo más probable es que puedas manejar la fiebre tranquilamente en casa.

Cómo actuar en casa: consejos prácticos para manejar la fiebre

El objetivo principal no es que el termómetro marque 36,5 °C a toda costa, sino conseguir que el niño se sienta mejor.

Mantener la comodidad y la hidratación

  • Ofrece líquidos con frecuencia: Agua, leche, caldo suave… lo que más le apetezca. La fiebre aumenta el riesgo de deshidratación. No le fuerces a comer si no tiene hambre, pero la hidratación no es negociable.
  • No le abrigues en exceso: Es un mito que haya que «sudar la fiebre». Quítale capas de ropa y tápale con una sábana o una manta fina si tiene escalofríos.
  • Ambiente agradable: Mantén la habitación a una temperatura confortable, en torno a los 20-22 °C.
  • Baños de agua tibia: Ojo, ¡tibia, nunca fría! Un baño de unos 15-20 minutos puede ayudar a bajar la temperatura y a que se sienta más a gusto. El agua fría puede provocar escalofríos y un efecto rebote.

El uso de antitérmicos: paracetamol e ibuprofeno

Los medicamentos para la fiebre (antitérmicos) son nuestros grandes aliados, pero hay que usarlos con cabeza. Como nos recuerdan los expertos de la Asociación Española de Pediatría en su web EnFamilia, el objetivo es aliviar el malestar, no obsesionarse con el número.

  • Paracetamol e ibuprofeno son los dos fármacos de elección.
  • Sigue siempre la dosis recomendada por tu pediatra según el peso de tu hijo, no su edad.
  • ¿Alternarlos? La recomendación general actual es no alternar paracetamol e ibuprofeno de forma sistemática, ya que aumenta el riesgo de errores en la dosificación. Es mejor elegir uno y, si no es suficiente, consultar con el pediatra.

Causas comunes de fiebre en la infancia

La vuelta a la rutina escolar o a la escuela infantil suele inaugurar la temporada alta de fiebres. Desde un simple resfriado hasta la gripe, los virus son los principales culpables. Pero hay otros «clásicos» que conviene conocer.

La temida enfermedad boca mano pie

Si además de la fiebre, tu hijo tiene llagas en la boca y una erupción con pequeñas ampollas en las palmas de las manos y las plantas de los pies, es muy probable que se trate de la enfermedad boca mano pie. Es una infección viral muy contagiosa pero benigna, causada principalmente por el virus Coxsackie. Aunque el nombre asusta, la enfermedad boca mano pie suele resolverse sola en una semana o diez días. El mayor reto es el dolor de las llagas, que puede dificultar que coman y beban.

Otros «clásicos» de la vuelta al cole

Junto a la enfermedad boca mano pie, hay otros cuadros que traen de cabeza a los padres. Un proceso que puede cursar con fiebre y una tos muy característica, similar al ladrido de una foca, es la laringitis en niños. Esta inflamación de la laringe suele ser viral y mejora con el aire frío y la humedad. Los ataques de tos de la laringitis en niños asustan mucho, sobre todo por la noche, pero manteniendo la calma y siguiendo las pautas del pediatra se controlan bien.

Y aunque no tiene nada que ver con la fiebre, otro de los grandes dramas escolares es cuando recibes la nota del cole avisando de una plaga. Es entonces cuando miles de padres buscan en internet desesperados cómo quitar piojos. Aprender cómo quitar piojos de forma efectiva requiere paciencia y los productos adecuados, convirtiéndose en un ritual casi anual en muchas familias. La laringitis en niños y la enfermedad boca mano pie son solo dos ejemplos de las muchas batallas que libramos en la infancia.

Mitos comunes sobre la fiebre que debemos desterrar

  • «La fiebre alta provoca daño cerebral». FALSO. La fiebre causada por una infección no alcanza temperaturas que puedan dañar el cerebro. Para eso se necesitarían temperaturas extremas (+42 °C), que se dan en casos de golpes de calor o intoxicaciones, no en una gripe común.
  • «Hay que bajar la fiebre a toda costa». FALSO. Repetimos: tratamos el malestar, no el número. Si tu hijo tiene 38,5 °C pero está contento y jugando, no es necesario darle un antitérmico.
  • «Si la fiebre sube, es que está empeorando». NO NECESARIAMENTE. La fiebre fluctúa. Lo importante es valorar el estado general del niño entre los picos febriles.

En resumen, la próxima vez que el termómetro se ponga al rojo vivo, recuerda estos consejos. Confía en tu instinto de padre o madre, que rara vez falla. Observa a tu hijo más allá del número y no dudes en consultar con tu pediatra ante cualquier duda. Gestionar la fiebre con información y calma es la mejor medicina que puedes darle.

Este articulo puede contener enlaces de afiliación

Preguntas Frecuentes

Q: Si mi hijo tiene 38,5 °C pero está contento y jugando, ¿debo darle un antitérmico?

A: No, no es necesario. El objetivo principal de los medicamentos para la fiebre es aliviar el malestar del niño. Si se encuentra bien y activo a pesar de la temperatura, no es preciso administrarle un antitérmico. Lo más importante es observar su estado general.

Q: ¿Puedo alternar paracetamol e ibuprofeno para bajar la fiebre?

A: La recomendación general es no alternar estos dos medicamentos de forma sistemática. Esta práctica aumenta el riesgo de cometer errores en la dosificación. Es mejor elegir uno de ellos y seguir la pauta recomendada por el pediatra según el peso del niño.

Q: Mi hijo tiene fiebre muy alta, ¿puede causarle daño cerebral?

A: No, la fiebre causada por una infección común no alcanza temperaturas lo suficientemente altas como para provocar daño cerebral. Este tipo de daño solo podría ocurrir en situaciones extremas, como un golpe de calor, con temperaturas corporales superiores a los 42 °C.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *