El Expulsivo en el Parto: Cómo Gestionar los Pujos y Confiar en tu Cuerpo

Llega el gran momento. Después de semanas, o mejor dicho, meses de espera, sientes que el nacimiento de tu bebé está cada vez más cerca. Esa mezcla de nervios, emoción y un poquito de vértigo es totalmente normal. Una de las etapas que más dudas genera es la fase del expulsivo, el momento de los pujos, el «sprint final» de esta increíble maratón.

Pero tranquila, no estás sola. Entender qué ocurre en tu cuerpo y cómo puedes colaborar activamente te dará una sensación de control y confianza enorme. Así que, vamos al lío: hoy desgranamos todo sobre el expulsivo en el parto y cómo gestionar los pujos.

Entendiendo las Fases del Parto: ¿Dónde Encaja el Expulsivo?

Para que nos entendamos, el parto no es un único evento, sino un proceso dividido en varias etapas. Conocerlas te ayudará a situarte y a saber qué esperar en cada momento. Las fases del parto se dividen principalmente en tres:

  1. Fase de dilatación: Es la más larga. Comienza con las primeras contracciones de parto regulares y finaliza cuando el cuello del útero ha alcanzado los 10 centímetros de dilatación. Es un trabajo de fondo, de paciencia y de mucha respiración.
  2. Fase de expulsivo: ¡Aquí estamos! Esta fase empieza con la dilatación completa y termina con el nacimiento de tu bebé. Es el momento de la acción, donde tu participación es clave.
  3. Fase de alumbramiento: Comienza justo después de que nazca el bebé y finaliza con la expulsión de la placenta. Suele ser una fase corta y mucho menos intensa.

Hoy nos centramos en la segunda de estas fases del parto, la que todas tenemos en mente cuando pensamos en «dar a luz».

La Señal de Salida: ¿Cómo Sé que Empieza el Expulsivo?

La transición de la dilatación al expulsivo suele venir acompañada de señales muy claras. La principal es una sensación que muchas mujeres describen como unas ganas irrefrenables de empujar, muy similar a la de ir al baño. Esta presión se debe a que la cabeza del bebé ha descendido y está apoyada sobre los músculos del suelo pélvico.

Tu matrona confirmará que has alcanzado la dilatación completa (esos famosos 10 cm) y te dará luz verde. A partir de aquí, cada contracción tendrá un objetivo claro: ayudar a tu bebé a recorrer el último tramo del canal del parto.

Diferenciando las Contracciones: ¿Son de Parto o Contracciones de Braxton Hicks?

Antes de llegar al expulsivo, tu cuerpo ha estado entrenando durante semanas. Es fundamental saber distinguir las contracciones que te llevarán al parto de las que no.

Las contracciones de Braxton Hicks son como los «partidos de entrenamiento» del útero. Suelen aparecer a partir del segundo trimestre y se sienten como un endurecimiento irregular de la tripa. No son dolorosas, no tienen un ritmo constante y suelen desaparecer si cambias de postura o caminas. Son la forma que tiene tu cuerpo de prepararse, pero no indican que el parto haya comenzado.

En cambio, las contracciones de parto son otra historia. Son rítmicas, regulares y su intensidad y frecuencia van en aumento. No se alivian con el movimiento y el dolor suele empezar en la espalda baja y extenderse hacia el abdomen. Cuando estas contracciones se vuelven regulares (por ejemplo, cada 5 minutos durante una hora), ¡es hora de llamar a tu matrona o ir al hospital!

Pujar o no Pujar: El Pujo Espontáneo vs. el Pujo Dirigido

Aquí entramos en uno de los grandes debates. Tradicionalmente, se ha instruido a las mujeres a realizar el «pujo dirigido» o maniobra de Valsalva: coger aire, aguantarlo y empujar con todas tus fuerzas mientras cuentas hasta diez.

Sin embargo, cada vez más evidencia, como la respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus recomendaciones para un parto positivo, apoya el pujo espontáneo o fisiológico.

El Pujo Espontáneo o Fisiológico

Consiste, sencillamente, en escuchar a tu cuerpo. Durante la contracción, sentirás una necesidad natural de empujar. Este pujo suele ser más corto, menos forzado y se realiza mientras exhalas el aire.

  • Ventajas: Respeta el ritmo natural del parto, reduce el agotamiento materno, mejora la oxigenación del bebé y puede disminuir el riesgo de desgarros perineales, ya que el estiramiento de los tejidos es más progresivo.

El Pujo Dirigido

Es el que se ha usado clásicamente en muchos hospitales. Se te pide que empujes de una forma concreta y sostenida, a menudo siguiendo las indicaciones de la matrona.

  • ¿Cuándo se utiliza? A veces es necesario, sobre todo si llevas anestesia epidural, ya que esta puede disminuir o anular la sensación de pujo. También puede ser útil si el bebé necesita una ayudita extra para nacer o si la fase de expulsivo se está alargando demasiado.

Lo ideal es que, siempre que sea posible, se te anime a seguir tu propio instinto. Habla con tu equipo de parto sobre tus preferencias.

Técnicas y Posturas para un Pujo Efectivo

Olvídate de la imagen de película de la mujer tumbada boca arriba. Hay muchas posturas que pueden facilitar el expulsivo, y la mejor es aquella en la que tú te sientas más cómoda.

  • De cuclillas: Es una de las más eficaces. La gravedad es tu aliada y esta postura abre el diámetro de la pelvis hasta un 30% más. Puedes usar una silla de partos, la pelota de pilates o apoyarte en tu pareja.
  • A cuatro patas (cuadrupedia): Alivia la presión en la espalda, favorece la oxigenación del bebé y ayuda a rotar si viene en una posición posterior.
  • De lado: Es una postura estupenda para descansar entre contracciones y ralentizar un poco el descenso si es muy rápido. También reduce la presión sobre el periné.
  • Sentada o semisentada: En la cama de partos o en la pelota, también aprovecha la gravedad y te permite descansar.

La clave es la libertad de movimiento. Prueba diferentes posturas hasta encontrar la que mejor te funcione en cada momento. Confía en tu cuerpo, él sabe lo que hace.

Consejos Prácticos para Gestionar el Expulsivo

Para terminar, aquí tienes un resumen de ideas clave que te ayudarán a vivir esta fase con más serenidad y fuerza:

  1. Confía en tu instinto: Tu cuerpo está diseñado para esto. Escucha las señales que te envía.
  2. Respira: No contengas la respiración de forma forzada a menos que te lo indiquen. Intenta soltar el aire mientras pujas, emitiendo sonidos graves (como un «ahhh» profundo) si te ayuda.
  3. Conserva la energía: El expulsivo puede ser corto o durar un par de horas. Entre contracción y contracción, relájate. Cierra los ojos, respira hondo y recupera fuerzas.
  4. Comunícate: Habla con tu matrona y con tu acompañante. Diles qué necesitas, qué sientes y qué te funciona. Son tu equipo.
  5. No tengas miedo: Es normal sentir miedo a la sensación, al dolor o a un posible desgarro. Pero recuerda que estás rodeada de profesionales y que tu cuerpo se está estirando y abriendo para algo maravilloso.

El expulsivo es la culminación de todas las fases del parto, el momento en que por fin vas a conocer a tu bebé. Aunque las contracciones de parto son intensas, recuerda que cada una te acerca más a tu objetivo. Has pasado por meses de preparación, lidiando incluso con las molestas contracciones de Braxton Hicks, y ahora estás en la recta final.

Eres fuerte, eres capaz y estás a punto de vivir uno de los momentos más transformadores de tu vida. ¡Confía en ti y a por ello

Preguntas Frecuentes

Q: Si tengo la anestesia epidural, ¿significa que tendré que hacer pujos dirigidos obligatoriamente?

A: No necesariamente. Aunque la epidural puede disminuir o eliminar las ganas de pujar, en muchos casos se puede esperar a que el bebé descienda más por el canal del parto y aparezca la sensación de pujo, aunque sea más leve. Si el reflejo no aparece o si el bebé necesita ayuda, tu matrona te guiará con pujos dirigidos. Lo importante es que hables de tus preferencias con el equipo que te atiende.

Q: ¿Qué pasa si llego a la dilatación completa pero no siento esas 'ganas irrefrenables de empujar'?

A: No te preocupes, no es algo anormal. A veces hay un período de calma después de alcanzar los 10 cm, antes de que comiencen los pujos fuertes. Esto es especialmente común si tienes la epidural. Tu matrona puede sugerirte cambiar de postura (a cuatro patas, de lado) para ayudar a que la cabeza del bebé presione el suelo pélvico y se active el reflejo de pujo de forma natural.

Q: ¿Hay alguna regla clara para saber cuándo ir al hospital por las contracciones?

A: Una guía general para madres primerizas es la regla del '5-1-1': acude al hospital cuando las contracciones sean regulares cada 5 minutos, duren aproximadamente 1 minuto cada una y este patrón se mantenga durante al menos 1 hora. De todos modos, la recomendación más importante es seguir siempre las indicaciones que te haya dado tu matrona u hospital de referencia.

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