¿Tu hijo tiene problemas en el cole? No estás solo
«No presta atención», «está en su mundo», «es que es muy vago», «podría hacerlo mejor, pero no se esfuerza». Si alguna de estas frases te suena familiar, bienvenido al club. Como padres, nos preocupa ver que nuestros hijos lo pasan mal con los estudios. Verles frustrados con los deberes, evitando leer a toda costa o con notas que no reflejan su inteligencia puede ser desgastante tanto para ellos como para nosotros.
Pero, ¿y si no se trata de pereza o falta de interés? Muchas veces, detrás de estos comportamientos se esconden dificultades de aprendizaje. Dos de las más conocidas son la dislexia y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Entender qué son y cómo se manifiestan es el primer paso para poder ayudarles de verdad. Olvídate de las etiquetas y acompáñame a descubrir las señales de alerta que pueden indicar que tu hijo necesita un enfoque diferente para desplegar todo su potencial.
Desmitificando la Dislexia: Más que solo «cambiar letras»
La imagen clásica de la dislexia es la de un niño que confunde la ‘b’ con la ‘d’. Y aunque eso puede ser una señal, la dislexia es mucho más compleja.
¿Qué es realmente la dislexia?
La dislexia es una de las dificultades de aprendizaje de origen neurobiológico más comunes. Afecta principalmente a la capacidad de leer y escribir con fluidez y precisión. No tiene nada que ver con la inteligencia del niño. De hecho, muchas personas con dislexia tienen una inteligencia media o incluso superior a la media. Su cerebro, simplemente, procesa el lenguaje escrito de una manera diferente.
Pensar en la dislexia como un «problema de visión» es un error. Los ojos ven las letras perfectamente; el problema está en cómo el cerebro interpreta esos símbolos y los conecta con los sonidos.
Señales de alerta de la dislexia por edades
Las pistas pueden aparecer muy pronto. Estar atento a ellas puede marcar la diferencia.
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En etapa preescolar (3-5 años):
- Tarda más que otros niños en empezar a hablar.
- Tiene problemas para pronunciar palabras largas o confunde sonidos (dice «pabato» en lugar de «zapato»).
- Le cuesta muchísimo aprender canciones o rimas infantiles.
- Le es difícil reconocer las letras de su propio nombre.
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En primaria (6-12 años):
- La señal más clara es una lectura lenta, silabeante y con muchos errores.
- Confunde letras con formas parecidas (b/d, p/q) o invierte el orden (lee «sol» como «los»).
- Tiene una ortografía muy deficiente, incluso con palabras de uso frecuente.
- Le cuesta recordar datos como las tablas de multiplicar o los días de la semana.
- Evita leer en voz alta a toda costa y se frustra con los deberes que implican leer o escribir.
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En la adolescencia y edad adulta:
- Sigue leyendo de forma lenta y con esfuerzo.
- La mala ortografía persiste.
- Tiene dificultades para resumir un texto o expresar sus ideas por escrito.
- Aprender un idioma extranjero se convierte en una tarea titánica.
Si quieres profundizar en este tema, la Federación Española de Dislexia (FEDIS) es un recurso excelente con información fiable y apoyo para familias.
Entendiendo el TDAH: Un cerebro que va a otra velocidad
«Parece que tiene un motor dentro». Esta es la descripción perfecta para muchos niños con TDAH, pero este trastorno es mucho más que simple hiperactividad.
¿Qué es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)?
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a la capacidad del cerebro para gestionar la atención, la impulsividad y el nivel de actividad. Hay tres presentaciones principales:
- Predominantemente inatento: El niño parece despistado, olvidadizo y le cuesta organizarse, pero no es especialmente movido o impulsivo. Es el «soñador» de la clase.
- Predominantemente hiperactivo-impulsivo: Es el niño que no puede parar quieto, interrumpe constantemente y actúa sin pensar. La falta de atención no es su principal problema.
- Combinado: Presenta síntomas tanto de inatención como de hiperactividad-impulsividad. Es el tipo más común.
Señales de alerta del TDAH
Los síntomas deben ser persistentes en el tiempo y manifestarse en más de un entorno (por ejemplo, en casa y en el colegio).
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Señales de falta de atención:
- Se distrae con cualquier cosa, hasta con una mosca.
- Parece no escuchar cuando le hablas directamente.
- Pierde constantemente el material escolar, los juguetes o los abrigos.
- Le cuesta horrores ponerse con tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, como los deberes o un puzzle.
- Comete errores por descuido en las tareas escolares.
- Es muy desorganizado y se olvida de los recados o de entregar los trabajos.
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Señales de hiperactividad e impulsividad:
- Se mueve en el asiento, da golpecitos con los pies o las manos sin parar.
- Se levanta en clase cuando debería estar sentado.
- Habla en exceso y a menudo en momentos inoportunos.
- Interrumpe las conversaciones o los juegos de los demás.
- Responde antes de que termines de hacerle la pregunta.
- Le cuesta mucho esperar su turno en una fila o en un juego.
Cuando las dificultades de aprendizaje se solapan
El cerebro no es un archivador con cajones separados. A menudo, las dificultades de aprendizaje se presentan juntas, complicando el diagnóstico y la intervención.
Dislexia y TDAH: ¿Pueden darse juntos?
Sí, y es bastante común. Un niño con TDAH puede tener problemas para leer simplemente porque su falta de atención no le permite concentrarse en el texto. A su vez, un niño con dislexia puede parecer inquieto o distraído en clase para evitar una tarea de lectura que le genera una enorme ansiedad.
Discernir qué es qué es trabajo de un especialista, pero es importante saber que la coexistencia de ambos trastornos (lo que se conoce como comorbilidad) es una posibilidad real.
Cuidado con el diagnóstico: El trastorno negativista desafiante
Aquí es donde las cosas se complican. Imagina a un niño que cada día se enfrenta a una batalla en el colegio. No entiende por qué le cuesta tanto leer, sus compañeros le llaman «lento» y los profesores le riñen por «no esforzarse». La frustración, la impotencia y la baja autoestima se acumulan. ¿Cómo reaccionaría?
Muchos desarrollan comportamientos de oposición. Se niegan a hacer los deberes, contestan mal, desafían la autoridad… Este patrón de comportamiento, si es persistente y severo, puede encajar en un trastorno negativista desafiante. El trastorno negativista desafiante se caracteriza por un enfado constante, discusiones con figuras de autoridad y una actitud vengativa.
Es crucial entender que, a veces, un aparente trastorno negativista desafiante no es más que la punta del iceberg. Puede ser la consecuencia directa de unas dificultades de aprendizaje no diagnosticadas ni tratadas. El niño no es «malo», está sufriendo. Antes de etiquetar un comportamiento como un trastorno negativista desafiante, es fundamental descartar que la causa raíz sea la frustración generada por otras dificultades de aprendizaje.
¿Qué hago si sospecho que mi hijo tiene alguna de estas dificultades de aprendizaje?
Si te has sentido identificado con varias de las señales, respira hondo. No saques conclusiones precipitadas, pero sí actúa.
El camino hacia el diagnóstico y el apoyo
- Observa y documenta: Apunta en una libreta los comportamientos concretos que te preocupan. ¿Cuándo ocurren? ¿Con qué frecuencia? Cuanta más información específica tengas, mejor.
- Habla con el colegio: Pide una tutoría. Comparte tus preocupaciones con el tutor o tutora de tu hijo y con el orientador del centro. Ellos pasan muchas horas al día con él y su perspectiva es fundamental.
- Consulta a un especialista: El primer paso es tu pediatra, quien podrá derivarte al profesional adecuado: psicólogo infantil, neuropsicólogo, psicopedagogo o neuropediatra. Ellos son los únicos capacitados para realizar una evaluación completa y dar un diagnóstico fiable. La Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH) ofrece guías y recursos muy útiles para este proceso.
- El diagnóstico no es una etiqueta, es una hoja de ruta: Lejos de ser algo negativo, un diagnóstico claro abre la puerta a la comprensión y a las herramientas adecuadas. Te permitirá entender a tu hijo, adaptar las exigencias y buscar el apoyo escolar y terapéutico que necesita para prosperar.
Un futuro brillante es posible
Tener dislexia o TDAH no define el futuro de una persona. Albert Einstein, Richard Branson, Steven Spielberg, Simone Biles… La lista de personas brillantes y exitosas con estas dificultades de aprendizaje es interminable.
La clave es la detección temprana, la comprensión y el apoyo adecuado. Al identificar estas señales, no estás buscando un problema, sino una solución. Estás dándole a tu hijo la oportunidad de aprender a su manera y de demostrarle al mundo todo el increíble potencial que lleva dentro.
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Preguntas Frecuentes
Q: Mi hijo es muy tranquilo y soñador, pero le cuesta mucho concentrarse. ¿Puede tener TDAH aunque no sea hiperactivo?
A: Sí, es totalmente posible. El TDAH no siempre implica hiperactividad. Existe una presentación del trastorno llamada 'predominantemente inatenta', que se caracteriza por la distracción, la dificultad para organizarse y una tendencia a estar 'en su mundo', sin la necesidad de movimiento constante.
Q: Mi hijo se niega a hacer los deberes y se enfada mucho, ¿significa que tiene un trastorno negativista desafiante?
A: No necesariamente. Un comportamiento desafiante y de oposición a menudo puede ser una reacción a la frustración y la baja autoestima causadas por dificultades de aprendizaje no detectadas, como la dislexia o el TDAH. Antes de considerar un diagnóstico así, es crucial descartar que la causa raíz sea el sufrimiento que le provoca al niño no poder seguir el ritmo escolar.
Q: He notado varias de estas señales en mi hijo. ¿Cuál es el primer paso práctico que debo dar?
A: Lo primero es observar y documentar los comportamientos específicos que te preocupan. Después, pide una tutoría en el colegio para hablar con el profesor y el orientador. Ellos te darán su perspectiva y te podrán guiar para consultar a tu pediatra, quien puede derivarte al especialista adecuado para una evaluación profesional.