Carta a mi yo de antes de ser madre: lo que me habría gustado saber

Carta a mi yo de antes de ser madre: lo que me habría gustado saber

Querida yo de antes de ser madre

Hola. Sí, te escribo a ti. A esa versión de mí que dormía ocho horas del tirón, que salía de casa solo con las llaves y el móvil y que usaba el silencio para leer un libro en lugar de para comprobar si alguien respiraba. Te escribo desde el futuro, un futuro caótico, ruidoso, lleno de manchas de puré de calabacín y, sobre todo, absolutamente maravilloso.

Recuerdo cómo eras. Recuerdo tus planes, tus miedos, tus dudas. Recuerdo que creías tener una idea de lo que significaba ser madre. Déjame decirte, con todo el cariño del mundo, que no tenías ni idea. Y está bien. Nadie la tiene hasta que está aquí, en medio del huracán de pañales y amor incondicional.

Si esta carta pudiera llegar a tus manos, no intentaría prepararte, porque es imposible. Pero sí me gustaría darte un abrazo y susurrarte al oído algunas verdades, para que cuando lleguen, te sientas un poco menos sola.

Las verdades que nadie te cuenta sobre la maternidad

Olvídate del «duerme ahora que puedes», el consejo más inútil de la historia. No se puede almacenar el sueño. Lo que sí puedes hacer es empezar a ser más compasiva contigo misma. La vas a necesitar.

El cansancio es un estado vital (y aprenderás a vivir con él)

Vas a descubrir un nivel de agotamiento que roza lo existencial. Habrá días en los que te sentirás como un zombi con ojeras y el pelo sucio, funcionando a base de cafeína y pura inercia. Pero, ¿sabes qué? También descubrirás una fuerza que no sabías que tenías. La fuerza para levantarte por quinta vez en la noche, para cantar una nana con los ojos cerrados, para sonreír cuando un cuerpecito caliente se acurruca en tu pecho. Esa fuerza es el motor más potente del universo.

Tu corazón se expandirá (y tus miedos también)

Prepárate para sentir un amor tan grande que duele. Un amor que lo arrasa todo, que reorganiza tus prioridades y te convierte en una leona dispuesta a todo por su cachorro. Es lo más bestia y primitivo que experimentarás jamás.

Pero con ese amor gigante, vienen también miedos gigantes. Miedo a que se haga daño, a que enferme, a no estar a la altura. La culpa, querida, será una compañera de viaje frecuente y pesada. Aprende a mirarla a la cara y a mandarla a paseo de vez en cuando. Lo estás haciendo lo mejor que puedes, y eso es más que suficiente.

El debate interno: reflexiones sobre ser madre a los 45 con óvulos propios

Recuerdo perfectamente la ansiedad que sentías con el paso del tiempo. Las cenas con amigas en las que el tema salía una y otra vez. Leías artículos, buscabas testimonios y te preguntabas si algunas opciones eran para ti. Te preocupaba la idea de ser madre soltera a los 40, fantaseabas con la posibilidad, pero el miedo a la soledad te frenaba.

Y cómo olvidar esas noches de insomnio buscando en Google sobre ser madre a los 45 con óvulos propios. Querías saber si era realista, si tu cuerpo aún estaba a tiempo, si la ciencia podía darte esa oportunidad que sentías que se te escapaba. Incluso te planteabas, en un susurro, si era una locura pensar en ser madre a los 50.

Desde aquí, desde este lado de la experiencia, te digo: respira. El «momento perfecto» es una construcción social. El momento es cuando es, y punto. La maternidad es una experiencia tan personal que no entiende de calendarios. Ya sea que te enfrentes a la aventura de ser madre soltera a los 40 o te embarques en el camino de ser madre a los 45 con óvulos propios, lo que de verdad importa es el deseo y el amor que tienes para dar. La madurez, de hecho, te dará una perspectiva y una paciencia que con veinte años ni soñabas.

Las cosas que sí deberías haber hecho (y no son las que piensas)

No, no me refiero a viajar más o a salir más de fiesta. Eso lo hiciste y estuvo genial. Me refiero a otras cosas, más profundas.

  • Conócete mejor: Trabaja en tu paciencia, en tu gestión de la frustración. La maternidad es el mayor curso de desarrollo personal acelerado que existe.
  • Construye tu tribu: Y no me refiero solo a amigos para salir. Me refiero a esa red de seguridad que te sostendrá cuando sientas que no puedes más. Otras madres, tu familia, amigos que entiendan que un café en casa con un bebé llorando es el nuevo planazo.
  • Confía en tu instinto: Vas a recibir miles de opiniones no solicitadas. Sobre la lactancia, el sueño, la crianza… Sonríe, agradece y luego haz lo que a ti te dé la real gana. Tu instinto es la brújula más fiable que tendrás. De hecho, la ciencia ha demostrado que el cerebro de una madre cambia para potenciar la empatía y la capacidad de respuesta. Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience reveló que la maternidad provoca cambios estructurales en el cerebro que persisten durante años, ayudando a crear ese vínculo único. Puedes leer más sobre este fascinante proceso aquí.

Un mensaje final para ti (y para todas las que vendrán)

Querida yo, estás a punto de despedirte de una vida para dar la bienvenida a otra. Será duro. Llorarás de cansancio, de frustración y de pura emoción. Te sentirás sola muchas veces, incluso rodeada de gente. Perderás parte de quien eras, pero solo para hacer sitio a una versión de ti más fuerte, más sabia y con una capacidad de amar infinita.

No te cambiaría por nada. Cada paso que diste, cada duda que tuviste, te ha traído hasta aquí. Y aquí, en medio de este desorden maravilloso, es exactamente donde tienes que estar.

Disfruta de tu silencio. Duerme a pierna suelta. Ve al baño con la puerta cerrada. Y cuando llegue el momento, sumérgete en el caos sin miedo.

Te prometo que merece la pena.

Con todo el amor (y las ojeras),

Tu yo del futuro.

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Preguntas Frecuentes

Q: Me preocupa mi edad. ¿Realmente existe un 'momento perfecto' para ser madre o ya es demasiado tarde para mí?

A: El 'momento perfecto' es una construcción social. La maternidad no entiende de calendarios, sino de deseo y amor. La madurez que aportan los años te dará una perspectiva, paciencia y autoconocimiento que son herramientas increíblemente valiosas para la crianza.

Q: El artículo habla de cansancio, miedo y culpa. Si tuvieras que dar un solo consejo para sobrellevar estos sentimientos, ¿cuál sería?

A: Aprende a ser compasiva contigo misma y confía ciegamente en tu instinto. Vas a recibir miles de opiniones, pero tu brújula interna es la más fiable. Estás haciendo lo mejor que puedes, y eso es siempre más que suficiente.

Q: Mencionas que el cerebro de una madre cambia. ¿Significa eso que el instinto maternal es algo real y científicamente probado?

A: Sí, el instinto es mucho más que un sentimiento. La ciencia ha demostrado que la maternidad provoca cambios estructurales en el cerebro que potencian la empatía y la capacidad de respuesta hacia el bebé. Estas adaptaciones neurológicas ayudan a crear ese vínculo único y a afinar tu capacidad para proteger y cuidar de tu hijo.

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