Tranquilos, papás y mamás. Si habéis llegado hasta aquí, es probable que estéis lidiando con un pequeño en casa que tiene fiebre y, quizás, unas misteriosas manchas en la piel. Antes de que cunda el pánico, respira hondo. Hoy vamos a hablar de una de las enfermedades más comunes y, por lo general, inofensivas de la infancia: la roséola, también conocida como exantema súbito o «la sexta enfermedad».
Es una de esas «enfermedades de paso» que casi todos los niños experimentan, pero cuyo debut puede ser bastante alarmante por uno de sus síntomas principales: la fiebre alta. Vamos a desgranar qué es, cómo se manifiesta y, lo más importante, cómo identificarla para que podáis manejar la situación con calma y seguridad.
¿Qué es exactamente la roséola o exantema súbito?
El exantema súbito es una infección viral muy frecuente en bebés y niños pequeños, generalmente entre los 6 meses y los 2 años. Está causada principalmente por el virus del herpes humano tipo 6 (VHH-6) y, con menos frecuencia, por el tipo 7 (VHH-7). Y no, que no te asuste la palabra «herpes»: no tiene nada que ver con el herpes labial o genital que conocemos en los adultos.
Su apodo, «sexta enfermedad», proviene de una lista histórica de enfermedades infantiles que causaban sarpullido. Es tan común que la mayoría de los niños ya han pasado la infección antes de empezar el cole. La buena noticia es que, una vez superada, deja inmunidad permanente. ¡Un virus menos del que preocuparse!
Las dos fases clave de la roséola: Fiebre primero, manchas después
La clave para identificar el exantema súbito está en su nombre y en su secuencia de síntomas, que es muy característica. La enfermedad se desarrolla en dos fases muy claras.
Fase 1: La fiebre alta y repentina en bebés
Todo empieza de golpe. Un día tu bebé está perfectamente y, de repente, le sube la fiebre. Y no hablamos de unas décimas, sino de una fiebre en bebés que puede alcanzar fácilmente los 39°C o incluso 40°C.
Esta fiebre alta y repentina dura entre 3 y 5 días. Lo más curioso, y que suele despistar a los padres, es que a pesar de la temperatura, muchos bebés se encuentran relativamente bien. Pueden estar algo más irritables o con menos apetito, pero a menudo siguen jugando y actuando con bastante normalidad entre los picos febriles. Este es un dato importante a la hora de diferenciarla de otras enfermedades que cursan con una fiebre en bebés similar, como la gripe, donde el malestar general es mucho más acusado.
Durante esta fase febril, no hay ningún otro síntoma evidente, lo que genera mucha incertidumbre. No hay mocos, ni tos, ni sarpullido… solo fiebre.
Fase 2: La aparición del exantema
Aquí viene la magia (y la confirmación del diagnóstico). Tan repentinamente como apareció, la fiebre desaparece por completo. Y es justo en ese momento, unas 12 o 24 horas después de que el termómetro vuelva a la normalidad, cuando aparece el famoso sarpullido o «exantema».
Este sarpullido tiene unas características muy concretas:
* Son manchas pequeñas, de color rosado, planas o ligeramente abultadas (maculopápulas).
* No pican ni molestan.
* Suelen aparecer primero en el tronco (pecho, espalda y abdomen) y luego pueden extenderse al cuello y, con menor intensidad, a los brazos y piernas. La cara no suele verse muy afectada.
* Si presionas una manchita con el dedo, se blanquea momentáneamente.
Este sarpullido dura poco, desde unas pocas horas hasta 2 o 3 días, y desaparece sin dejar ninguna marca. Cuando aparece el exantema, el niño ya no tiene fiebre y se encuentra perfectamente. De hecho, en esta fase, el niño ya no suele ser contagioso.
¿Cómo sé si es roséola y no otra cosa? Diferencias con otras enfermedades
La principal duda que asalta a los padres es si esas manchas son de roséola o de otra enfermedad más seria. La secuencia «fiebre alta primero, y solo cuando desaparece, aparece el sarpullido» es el rasgo más distintivo del exantema súbito.
Roséola vs. Sarampión o Rubéola
En el sarampión o la rubéola, la fiebre y el sarpullido suelen aparecer a la vez. Además, el estado general del niño es mucho peor, con síntomas catarrales (tos, mocos, ojos rojos) y un sarpullido que sí tiende a picar y tiene un aspecto diferente. Gracias a la vacunación (la triple vírica), estas enfermedades son hoy mucho menos frecuentes.
¿Y qué pasa con la enfermedad boca mano pie?
La enfermedad boca mano pie es otra infección viral común en la infancia que causa sarpullido, pero las diferencias son claras. En la enfermedad boca mano pie, las lesiones aparecen, como su nombre indica, principalmente en la boca (como llagas dolorosas), en las palmas de las manos y en las plantas de los pies (como granitos o pequeñas ampollas). En la roséola, el sarpullido se concentra en el tronco. Además, en la enfermedad boca mano pie la fiebre suele ser más baja y el malestar general puede ser mayor debido a las dolorosas llagas en la boca.
Diagnóstico y tratamiento: ¿Debo preocuparme?
Como explica la Asociación Española de Pediatría (AEPED) en su portal EnFamilia, el diagnóstico del exantema súbito es casi siempre clínico. El pediatra lo identificará fácilmente al escuchar la historia de una fiebre en bebés de varios días que cesa justo cuando brota el sarpullido.
No existe un tratamiento específico para el virus de la roséola. Al ser una enfermedad benigna y autolimitada (se cura sola), el tratamiento se centra en aliviar los síntomas:
* Para la fiebre: Utiliza los antitérmicos que te haya pautado tu pediatra (generalmente paracetamol o ibuprofeno), siguiendo siempre las dosis adecuadas para el peso y la edad de tu hijo.
* Hidratación: Ofrece líquidos con frecuencia (leche, agua) para evitar la deshidratación, sobre todo durante la fase de fiebre alta.
* Reposo y mimos: No necesita reposo absoluto, pero sí un ambiente tranquilo y mucho cariño.
¿Cuándo debería llamar al pediatra?
Aunque la roséola es leve, siempre es recomendable consultar con el pediatra ante una fiebre en bebés, sobre todo si son muy pequeños. Acude al médico o a urgencias si:
* Tu bebé tiene menos de 3 meses y presenta fiebre.
* La fiebre es muy alta y no baja con los antitérmicos.
* El niño está muy decaído, somnoliento o irritable.
* Rechaza los líquidos o muestra signos de deshidratación (boca seca, llora sin lágrimas, orina poco).
* Aparecen convulsiones. Las convulsiones febriles pueden ocurrir con cualquier proceso que cause fiebre alta y, aunque asustan mucho, suelen ser inofensivas. No obstante, siempre deben ser evaluadas por un médico. Para más información, la guía de la Mayo Clinic sobre convulsiones febriles es un recurso fiable.
* El sarpullido no se blanquea al presionarlo o tiene un aspecto amoratado (petequial).
En resumen, el exantema súbito es una enfermedad ruidosa en su inicio por la fiebre, pero con un final feliz y rápido. Entender sus fases te ayudará a mantener la calma y a cuidar de tu pequeño de la mejor manera posible hasta que las manchas rosadas sean solo un recuerdo.
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Preguntas Frecuentes
Q: Mi hijo tiene el sarpullido de la roséola pero ya no tiene fiebre, ¿puede contagiar a otros niños o ir a la guardería?
A: Generalmente, una vez que la fiebre desaparece y brota el sarpullido, el niño ya no es contagioso. Si se encuentra bien de ánimo y sin fiebre, puede retomar sus actividades normales, incluida la asistencia a la guardería, sin riesgo para los demás.
Q: El virus que causa la roséola es un tipo de 'herpes', ¿significa esto que mi hijo tendrá herpes para siempre o puede contagiar herpes labial?
A: No, en absoluto. Aunque el virus pertenece a la gran familia de los virus del herpes, es un tipo completamente diferente (VHH-6 o VHH-7) que no tiene relación con el herpes labial o genital. No causa lesiones recurrentes y, una vez superada la infección, el cuerpo adquiere inmunidad permanente.
Q: Si mi hijo ya ha pasado la roséola, ¿puede volver a tenerla en el futuro?
A: No, una de las características de la roséola es que confiere inmunidad permanente. Una vez que tu hijo ha superado la enfermedad, no volverá a contagiarse de ella.