Que tu bebé rechace el pecho puede ser una de las situaciones más angustiantes de la maternidad. Te sientes frustrada, preocupada y puede que hasta un poco culpable. Tranquila, respira. Es algo mucho más común de lo que crees y, en la mayoría de los casos, tiene solución.
Lo primero que debes saber es que tu bebé no te está rechazando a ti. Su comportamiento es una forma de comunicar que algo no va bien, pero no es personal. Vamos a explorar juntos qué puede estar pasando y cómo podéis volver a conectar.
¿Por qué mi bebé de repente no quiere el pecho? Principales causas
El rechazo del pecho, a veces llamado «huelga de lactancia», puede aparecer de un día para otro y las razones son muy variadas. A menudo, se trata de una combinación de factores. Podemos dividirlos en dos grandes grupos: los que tienen que ver con el bebé y los que tienen que ver con la madre.
Causas relacionadas con el bebé
Tu pequeño está en un proceso de cambio constante y cualquier mínima molestia puede afectar a su disposición para comer.
- Dolor o malestar físico: Esta es una de las causas más frecuentes. Piensa si tu bebé podría estar sufriendo por algo como:
- La salida de los dientes: Las encías inflamadas y doloridas hacen que la succión sea muy incómoda.
- Infección de oído (otitis): La succión cambia la presión en los oídos, provocando un dolor agudo.
- Muguet o aftas en la boca: Son infecciones por hongos que causan pequeñas llagas blancas y dolorosas.
- Congestión nasal: Si no puede respirar por la nariz, comer se convierte en una misión imposible.
- Malestar por vacunas: Algunos bebés se sienten indispuestos o febriles durante un par de días.
- Confusión pezón-tetina: Si has introducido el biberón o el chupete, es posible que tu bebé se haya confundido. La forma de succionar una tetina artificial es muy diferente a la del pecho, y la leche del biberón fluye de manera constante y sin esfuerzo, lo que puede hacer que se impaciente con el pecho.
- Demasiadas distracciones: A medida que tu bebé crece, su curiosidad por el mundo se dispara. A partir de los 3 o 4 meses, cualquier ruido, luz o movimiento puede ser más interesante que mamar. Esto está muy relacionado con la famosa crisis de lactancia de los tres meses.
- Un susto durante la toma: ¿Gritaste porque te mordió sin querer? ¿Hubo un ruido fuerte que lo asustó mientras comía? Una mala experiencia puede hacer que asocie el pecho con algo negativo durante un tiempo.
Causas relacionadas con la madre
A veces, el motivo del rechazo está en nosotras, aunque no nos demos cuenta.
- Cambios en el flujo de la leche:
- Reflejo de eyección (subida de la leche) muy fuerte: Algunos bebés se agobian, atragantan y tosen si la leche sale con demasiada fuerza al principio de la toma.
- Flujo de leche lento: Por el contrario, si la leche tarda en salir o el flujo es escaso, el bebé puede frustrarse y abandonar el pecho enfadado. Esto puede ocurrir durante una crisis de lactancia, cuando el bebé necesita más leche y la producción aún no se ha ajustado.
- Cambios en el sabor de la leche: La dieta (ajo, espárragos, especias fuertes), la vuelta de la menstruación o un nuevo embarazo pueden alterar sutilmente el sabor de la leche. La mayoría de los bebés no le dan importancia, pero algunos son más sensibles.
- Dolor al amamantar: Si sufres de grietas en el pezón o una mastitis, es normal que te tenses cada vez que el bebé se agarra. Tu pequeño percibe esa tensión y puede interpretarla como un rechazo. Las grietas en el pezón son dolorosas y necesitan tratamiento para que no interfieran en la lactancia.
- Cambios en tu olor corporal: ¿Has cambiado de perfume, gel de ducha o desodorante? Los bebés reconocen a su madre en gran parte por el olor. Un aroma nuevo y desconocido puede desorientarlos.
La temida «crisis de lactancia»: ¿Qué es y cómo superarla?
Si has oído hablar de la crisis de lactancia (también llamada brote de crecimiento), probablemente la asocies con problemas y agobio. Pero en realidad, es una señal de que tu bebé está creciendo sano y fuerte.
Una crisis de lactancia es una fase temporal en la que el comportamiento del bebé al pecho cambia drásticamente para ajustar la producción de leche a sus nuevas necesidades. El bebé parece insatisfecho, llora, tira del pezón, pide mamar constantemente o, por el contrario, parece que rechaza el pecho.
La más conocida es la de los 3 meses: el bebé se ha vuelto un experto succionando y vacía el pecho en pocos minutos. Además, la producción de leche de la madre se ha regulado y los pechos ya no se sienten tan llenos. El bebé, acostumbrado a una subida de la leche casi inmediata, se frustra al tener que esperar un poco. Si a esto le sumamos que está descubriendo el mundo, el resultado es un bebé que se distrae con todo y hace tomas muy cortas y caóticas.
¿La clave para superar una crisis de lactancia? Paciencia, confianza y mucha teta. Entiende que es una fase normal, que no te estás quedando sin leche y que pasará.
Soluciones prácticas cuando tu bebé rechaza el pecho
Ahora que conoces las posibles causas, vamos a la acción. ¿Qué puedes hacer para animar a tu bebé a volver al pecho?
Crea un ambiente tranquilo y sin distracciones
Apaga la tele, baja las persianas y busca un rincón tranquilo de la casa. Intenta que las tomas sean momentos de calma y conexión solo para vosotros dos. Hablarle suavemente o cantarle puede ayudar a relajarlo.
Prueba diferentes posturas para amamantar
A veces, un simple cambio de postura es la solución. Si tiene otitis, prueba a ponerlo más incorporado (postura de «caballito») para reducir la presión en los oídos. Si tu reflejo de subida de la leche es muy fuerte, prueba a amamantar reclinada hacia atrás para que la gravedad frene un poco el flujo.
El poder del contacto piel con piel
Desvístete de cintura para arriba y deja a tu bebé solo con el pañal. Túmbate con él sobre tu pecho. El contacto piel con piel libera oxitocina, la hormona del amor, que os relajará a ambos y puede despertar su instinto de succión. Hazlo sin la presión de que tenga que comer, simplemente disfrutad del momento.
Ofrece el pecho con más frecuencia, pero sin forzar
No esperes a que tu bebé llore de hambre. Ofrécele el pecho cuando esté medio dormido, justo al despertarse o durante el porteo. En estos momentos de somnolencia, sus defensas están más bajas y es más probable que se enganche por instinto. Nunca le fuerces. Meterle el pezón a la fuerza en la boca solo empeorará la situación y aumentará su aversión.
Revisa tu propia salud y bienestar
Si el problema son unas dolorosas grietas en el pezón, una obstrucción o una posible mastitis, es fundamental que busques ayuda. Una matrona o una asesora de lactancia pueden revisar el agarre y darte pautas para curar esas heridas. Recuerda que tu bienestar es tan importante como el del bebé. Puedes encontrar profesionales y grupos de apoyo en la web del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEPED), una fuente de información fiable y actualizada.
¿Cuándo debo buscar ayuda profesional?
Aunque la mayoría de las huelgas de lactancia se resuelven en unos días con paciencia, hay situaciones en las que es importante pedir ayuda sin demora. Consulta a tu pediatra, matrona o a una asesora de lactancia certificada (IBCLC) si:
- Tu bebé muestra signos de deshidratación: moja menos de 5-6 pañales al día, la orina es oscura y de olor fuerte, tiene la boca seca o la fontanela hundida.
- No gana peso o está perdiendo peso.
- El rechazo es total y se alarga más de 24-48 horas.
- Tú tienes mucho dolor, las grietas en el pezón no mejoran o tienes síntomas de mastitis (fiebre, malestar general, zona del pecho enrojecida y dura).
Superar un bache en la lactancia es un desafío, pero también una oportunidad para conoceros mejor. Obsérvale, ten paciencia, confía en tu cuerpo y no dudes en construir tu propia «tribu» de apoyo. Esta fase, como todas las demás, también pasará. ¡Mucho ánimo
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Preguntas Frecuentes
Q: ¿Cuánto tiempo suele durar una 'huelga de lactancia' o la crisis de los 3 meses?
A: Generalmente, es una fase temporal que se resuelve en unos pocos días, habitualmente entre 2 y 7. La clave es la paciencia y la constancia. Sigue ofreciendo el pecho con calma, especialmente en momentos de somnolencia, y mantén mucho contacto piel con piel para reforzar vuestro vínculo.
Q: Si mi bebé rechaza el pecho, ¿debería darle un biberón para asegurarme de que come?
A: Es preferible evitar el biberón durante una huelga de lactancia, ya que puede causar 'confusión pezón-tetina' y agravar el rechazo. La forma de succionar es distinta y el flujo constante del biberón puede frustrarle más con el pecho. Si te preocupa su alimentación o hidratación, contacta a tu pediatra o a una asesora de lactancia para valorar opciones de suplementación que no interfieran, como un vasito o una jeringa.
Q: Mi subida de la leche es muy fuerte y creo que eso agobia a mi bebé. ¿Qué puedo hacer?
A: Si tienes un reflejo de eyección potente, prueba a amamantar en una postura reclinada hacia atrás para que la gravedad ralentice el flujo de leche. Otra opción es extraer manualmente un poco de leche justo antes de enganchar al bebé, hasta que pase el primer chorro fuerte. Esto le permitirá comer de forma mucho más tranquila.